En el mundo actual hay diferentes factores que impactan nuestra alimentación; el estrés, la falta de sueño y de tiempo, son algunos de ellos. Sin embargo, mantenernos en buenas condiciones también tiene mucho que ver con lo que comemos. Te has preguntado, ¿qué tan buena es tu dieta? 

La falta de tiempo y el acelere cotidiano causan más estragos de los que imaginamos. Por ejemplo, al estar todo el tiempo corriendo de un lugar a otro podemos olvidarnos de comer, o mucho peor, le restamos importancia a lo que ingerimos, y comenzamos a tener una dieta alta en grasas, azúcares, harinas, etcétera.

De acuerdo con estudios en Estados Unidos, el 49% de los encuestados ha intentado perder peso en un lapso de 12 meses, es decir, casi la mitad de las personas manifestaron una preocupación reciente por bajar de peso. De hecho, se estima que una persona intenta hacer dieta por lo menos cinco veces a lo largo de su vida.

En México, la obesidad, el sobrepeso y la diabetes son problemas de salud severos. Simplemente en 2016, más del 70% de los adultos estaban por encima de su peso ideal, esto según datos del Instituto Nacional de Salud Pública. Además, la diabetes, una de las enfermedades más relacionadas con la obesidad, sigue sumando nuevos casos cada año.

¿Qué es una buena dieta?

Saber el aporte de los alimentos que comemos es igual de trascendental que conocer lo negativo de los platillos chatarra que tanto nos gustan. ¿A qué nos referimos? A la cantidad de calorías que tienen, porcentaje de azúcar, sodio y grasa, saber si son ricos en vitaminas y minerales, si es bueno consumirlos en exceso o no, entre otras cosas.

Una baja ingesta de cereales integrales y frutas, no consumir suficientes nueces y semillas, verduras, ácidos grasos (omega-3), fibra y agregar sal en exceso a la comida puede repercutir a largo plazo.

Ciertos patrones dietéticos positivos se vinculan con variaciones de la comida mediterránea (conformada por productos tradicionales de los países que se ubican en dicho espacio geográfico). Este tipo de dietas enfatizan los alimentos enteros y mínimamente procesados, hablamos de verduras, frutas, granos, frijol, lenteja, nueces, semillas y grasas como el aceite de oliva extra virgen.

Además, la comida con este tipo de ingredientes y productos son fáciles de adaptarse a la mayoría de las preferencias dietéticas y culturales, y pueden tener un aporte para la persona incluyendo o no alimentos de origen animal. La recomendación es que antes de iniciar un régimen alimenticio diferente, siempre cuentes con el respaldo y seguimiento de un especialista.

Por lo pronto puedes comenzar a limitar tu consumo de:

  • Postres y alimentos azucarados.
  • Papas fritas y bocadillos procesados.
  • Granos refinados, como el pan blanco o la pasta.
  • Platillos fritos o muy cargados de grasa
  • Carnes procesadas (tocino, salami).
  • Refrescos o jugos altos en su cantidad de azúcar.

Algunos datos curiosos que debes conocer

En Europa se realizó un estudio a personas originarias de Alemania quienes tenían entre 35 y 65 años de edad. La investigación encontró que su alto consumo de frutas, verduras y pan integral, junto con una baja ingesta de carne había tenido resultados positivos en su persona. No obstante, dichos resultados fueron más significativos en los individuos que no fumaban y se ejercitaban por lo menos tres horas y media a la semana.

Sentirnos bien es posible y hay varios caminos para lograrlo. Hay que tener en claro que mantener un peso ideal no es simplemente un aspecto de vanidad, de hecho, el verdadero objetivo es sentirnos bien y lograr un estado de bienestar. Darle al cuerpo lo que necesita y procurarlo tiene recompensas inmediatas y a largo plazo, sin duda alguna.

Fuente: Página web Ask The Scientists, Instituto Nacional de Salud Pública.

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