Llevamos décadas contando calorías sin ver la calidad de los alimentos, sin evaluar cómo los nutrientes que aportan pueden representar un verdadero cambio para el funcionamiento del organismo y el rendimiento físico y psicológico. 

Siguiendo nuestra intuición nos percatamos que hay alimentos que nos sientan mejor cuando estamos enfermos o que nos ayudan a recuperarnos después de un extenuante esfuerzo físico. Sin embargo, no sabemos explicar muy bien por qué mientras algunos alimentos nos revitalizan, otros producen el efecto contrario.

Tal y como indican los nutriólogos, la clave está en su composición y ciertos “superpoderes” que esconden, como es el caso de los “superfoods”.  Estos son alimentos naturales tienen una densidad enorme de nutrientes y aportan incontables beneficios al organismo, incluso sin necesidad de ser cocinados o procesados. 

Uno de los primeros alimentos considerados “superfood” fue el plátano. Se tienen registros de un escrito realizado en el año 1900 en el que alguien la mencionaba como un fruto exótico que despertaba bastante interés por su forma y el bienestar que generaba al ser consumida. 

“Un alimento aislado por la naturaleza en un envoltorio a prueba de gérmenes”, se leía al ser descrita.

Hoy, hay una larga lista de alimentos “superfoods”, clasificados según colores, tipos de nutrientes, formas de cultivo o hábitat, beneficios para el organismo, entre otras variantes. Pero, ¿qué diferencia un alimento funcional de otros “superfoods”? Te lo contamos a continuación. 

¿Por qué los “superfoods” dan superpoderes? 

Comencemos por aclarar la diferencia entre los alimentos funcionales y los “superfoods”. Los primeros son aquellos a los que se les añaden nutrientes o aditivos para potenciar sus propiedades y beneficiar al organismo; los segundos, en cambio, son completamente naturales y proporcionan una gran cantidad de nutrientes sin necesidad de ser procesados o tratados. 

Ahora bien, para ser considerado “superfood”,  un alimento debe proporcionar nutrientes relevantes como:

  • Antioxidantes. Encargados de frenar las reacciones de oxidación en las células para prevenir enfermedades cardiovasculares y neurodegenerativas,  así como potenciar el sistema inmunológico. 
  • Minerales. Involucrados en la formación de huesos y producción de hormonas. Estos, al no poder ser sintetizados por el propio organismo, se deben tomar del exterior a través de la alimentación. 
  • Ácidos grasos. Responsables de aportar energía, participar en la producción de hormonas y facilitar el transporte de varias vitaminas en el cuerpo. 
  • Vitaminas. Necesarias para el mantenimiento de dientes, tejidos óseos y blandos, membranas mucosas y piel sana.  Sin embargo, cada tipo de vitamina cumple funciones específicas en el cuerpo que deben ser atendidas con la alimentación. 

Además de ser ricos en nutrientes, los “superfoods” tienen otra gran ventaja: son absorbidos de manera más rápida por el organismo en comparación a otros alimentos, por lo que se puede acceder a sus beneficios casi de inmediato. 

Incorporando “superfoods” a la dieta

Después de conocer qué son los “superfoods” y la importancia de su consumo, llegó el momento de responder otra gran pregunta: ¿por dónde empezar? 

En USANA te compartimos una lista de estos alimentos que puedes incorporar a tu dieta sin mucho esfuerzo en el día a día y obtener un impacto positivo para el organismo:

  • Kiwi: una fruta que al ser rica en potasio protege los huesos. Además aporta en vitamina C y luteína, un carotenoide que puede ayudar a reducir el riesgo de enfermedades del corazón.
  • Espinaca: una importante fuente de vitamina K, encargada de reforzar la densidad ósea y reducir las fracturas.
  • Puerros: una hortaliza rica en ácido fólico, una vitamina B que reduce los niveles del aminoácido homocisteína que daña las arterias en la sangre.
  • Jengibre: una especie compuesta de gingerol que actúa como un supresor efectivo del cáncer de colón. 
  • Canela: un ingrediente común de postres que actúa como antioxidante al inhibir la coagulación de la sangre y el crecimiento bacteriano.
  • Tomate o jitomate: una fruta o verdura que al tener un alto contenido de licopeno protege contra las enfermedades degenerativas.
  • Quinoa: una semilla que es una importante fuente de proteínas y de aminoácidos esenciales, lo que la convierte en una fuente inagotable de desarrollo de tejidos y músculos.
  • Lentejas:  unos granos que aportan muchas proteínas, vitaminas B y zinc, nutrientes  importantes para una buena salud sexual y reproductiva.

Desatando superpoderes

Así como cada superhéroe tiene una habilidad única,  cada alimento “superfood” cumple una función específica en nuestro organismo. Por eso no basta con agregar uno o dos de ellos a nuestra dieta, sino ver cómo podemos incorporarlos de manera variada, balanceada y constante a cada una de nuestras comidas.  De manera que, juntos, protejan nuestra salud y potencien nuestras  capacidades físicas y mentales. 

 ¡Consulta a un profesional de la nutrición y anímate a incorporarlos a tu dieta!

Foto de Engin Akyurt:

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