No cualquiera gana una medalla. Incluso para recibir una de participación hay que tener mérito y constancia. Pero Olivia Rodríguez Saavedra obtuvo el oro paralímpico en Tokyo 2020 junto a su guía Kevin Aguilar y marcó un nuevo récord mundial en la carrera de 1,500 metros, con 4 minutos, 37 segundos y 40 centésimas.

Los atletas enfrentan situaciones que los retan, pero que les resultan más fáciles de llevar y superar cuando cuentan con amor propio y autoestima, por ejemplo:

  • Manejo de la presión y el estrés propios de las competencias
  • Esfuerzo físico que implica el entrenamiento constante
  • Temor a lesionarse y a los tiempos de rehabilitación
  • Organización para no sacrificar su vida personal
  • Comunicación con la prensa

Para lograr motivarse y no perder concentración se requiere de mucho amor por uno mismo, “hacer cosas buenas para nuestro bien”, confiesa la atleta.

Cómo hacerle para no desistir

De acuerdo a la psicóloga clínica María Lara, Mtr. en Nutrición, vida y salud, hacer deporte mejora la autoestima, porque estamos cumpliendo retos que nos ponemos a nosotros mismos, trabajamos el yo, ya que empezamos a lograr metas y objetivos; hay una clara transformación en el tema físico y una reducción del estrés en la parte mental y emocional.

Al respecto, Olivia considera que para ella no solo es importante, sino fundamental tener amor propio para poder mantener el trabajo constante que requiere como atleta de alto rendimiento. Sin él, señala, podría descuidar la integridad física y mental hasta alejarse de sus objetivos.

Para ella es muy claro que el amor propio está presente porque se mantiene atenta y procura que sus necesidades básicas como persona estén cubiertas y eso influye directamente en el desempeño.

“Tener amor propio nos permite estar atentos a no descuidarnos como personas”. Olivia Rodríguez

La receta psicológica para el amor propio

Cuando a la mente le gusta lo que ve y lo que siente, lo fomenta y busca más de eso. Lo anterior vincula deporte y bienestar de tal forma que se vuelve un hábito difícil de romper. El ejercicio se convierte en un estímulo satisfactor para el cuerpo y la mente, a través de la estimulación de neurotransmisores y la secreción de las hormonas asociadas al placer (endorfinas y dopamina). Asimismo, se logran nuevas conexiones neuronales.

Todos los individuos buscamos sentir esa felicidad que nos provoca realizar una actividad que nos apasione y Olivia nos compartió que ella al margen del deporte –su pasión–, disfruta de cosas simples de la vida como tomarse un café y estar en la naturaleza, entre árboles y plantas. 

“El amor propio influye mucho en nuestro desempeño, ya que nos permite estar alertas a no descuidarnos como personas”.

Olivia Rodríguez

Se transforma el cuerpo, pero también la mente

La especialista en temas de Nutrición, vida y salud afirma que el deporte contribuye al bienestar del individuo y con ello a que se sienta estimulado a tener un objetivo claro sobre su imagen. Al hacer ejercicio, (por lógica) el cuerpo cambia y la percepción que tenemos de nosotros mismos también, ya que nuestra mente se alimenta de acciones de logro y recompensa. Eso nos lleva a sentirnos más seguros y por ende a bienestar emocional y a elevar nuestra autoestima.

Al hacer conciencia de que practicamos deporte para cuidarnos y amarnos, se produce una aceptación completa hacia nosotros mismos y a partir de ahí haremos todo lo necesario para mantener nuestro cuerpo y mente en óptimas condiciones.

¿Ya te amarraste las agujetas?

 

Fotografía: Andrea Piacquadio

Déjanos un comentario